Nov 21, 2014

A las marchas les sobra pasión y les faltan objetivos...

Supongamos que mañana a todos en el Gobierno los alcanza un rayo de lucidez y presentan con vida a los 43 de Ayotzinapa y dentro de las horas siguientes el Presidente Peña presenta su renuncia...

¿Sería México un país mejor? ¿Nuestra molestía desaparecería? ¿Los estudiantes regresarían a clases y los ciudadanos a trabajar pensando que la batalla está ganada y ya no se organizarían más marchas?
¿Quién gobernaría México si la oposición prácticamente no existe?

Una buena parte de los mexicanos estamos hirviendo en rabia. Nos econtrarmos hartos y cansados de la incompetencia de las autoridades, de la corrupción, del tráfico de influencias, de ser una y otra vez ignorados en nuestros derechos más básicos de libertad, seguridad, salud, educación e igualdad de oportunidades. Nos expresamos, marchamos y hacemos saber nuestro descontento. Eso es claro, pero quizá no es suficiente, como no lo fue cuando el 132 quiso desmantelar la campaña de Peña y no lo logró. Sin duda, las marchas sirven para despertar conciencia pero quizá es hora de pasar a las acciones (de política) antes de que esto se desgaste y nos quedemos sin concretar algo.

Acepto sin duda que los movimientos sociales sirven para advertirle al gobierno que estamos cansados, pero no creo que sirvan de mucho si éste es sordo. Como los padres que en lugar de buscar las razones por las que su hijo está haciendo berrinche, le atraviesan una nalgada pensando que eso solucionará el problema de raíz, el Gobierno mexicano no se interesa en escucharnos, ni en hacer suyas nuestras demandas, ni en ceder para que nosotros nos sintamos en una República digna y dejemos entonces de marchar y protestar; por el contrario, en lo que se interesa es en reprimirnos e ignorarnos.

Creo que a las marchas, hasta ahora, les sobra pasión y les faltan objetivos. Es claro que #yanoscansamos, y queremos que #aparezcanvivos y #renuncieEPN, pero eso muy probablemente no cambiará a México. Porque los que desaparecieron a los 43 de Ayotzinapa fueron la policía, ordenada por un presidente municipal, avalado por el ejercito en una entidad gobernada por un "partido de izquierda", bajo la figura de un Presidente de la República corrupto y autoritario. Es decir, no es sólo Peña, es Eruviel es Duarte, es Mancera, son los Abarca, es la policia que da risa y miedo, es el ejercito que antes servía y ahora sólo aniquila, es la gente que por 500 pesos vende su voto, es Soriana, es Slim ¡es Televisa!

Quizá lo que nos haga falta es una figura de oposición digna (que seguramente no es AMLO), que ayude a convertir nuestra rabia en políticas e instituciones que limiten al Gobierno y los poderes fácticos para que ya no sigan con sus canalladas. Como en 1988, cuando Cárdenas logro, tras haber "perdido" la elección presidencial y con el apoyo de la masa enardecida, que el Gobierno cediera y permitiera a medias la creación de una oposición de izquierda, que la SEGOB ya no controlara el proceso de elección (lo que derivó en la creación del reconocido IFE, el de Woldenberg, el que sí servía); y logró que el PRI aceptara perder poder en los estados y reconocer las victorias regionales de los partidos de oposición, lo que al final derivó en la salida del PRI de los Pinos (independientemente de que Fox resultara en una farsa).

Pienso que es el momento de pasar a las propuestas que mejorarán a México en el mediano plazo y dejar el descontento apasionado, válido y muy loable, pero que puede diluirse en nada. Parece que este es el momento para que las marchas empujen la consecución de objetivos claros y reformas que cambiarían en mucho la cara de nuestro país.

Por ejemplo, pienso en dos cosas fundamentales que no hemos logrado y que se podrían exigir en nuestras marchas junto a la justicia por los 43 desaparecidos:

1) Que la policía se profesionalice. Porque algunas "academias" le dan un arma y una placa a cualquier ciudadano luego de cursos de tres meses, para después pagarles 4000 pesos al mes y asignarles turnos de 72 horas. Quizá si gritamos fuerte la explotación que sufren los policias ya no nos peguen tan fuerte cuando los manden a reprimir.

2) Que exista una segunda ronda en la elección presidencial con los dos candidatos que recibieron la mayoría de votos en una primera ronda. Mexico es la única "democracia en transición" que no cuenta con segunda ronda. Si el PAN ganó la presidencia en 2006 y el PRI en 2012 es porque la votación se dividió entre 4 candidatos (incluidos el mismísimo Doctor Simi y Quadri, que para el caso son lo mismo). Así, el Presidente no terminaría siendo elegido por el 30% de la población. También haría más dificil que el acarreo y la compra de votos sirva y baste.

Finalmente, parece ser un buen momento, porque ya se vienen las elecciones intermedias en 2015, para permitir que un lider o grupo de líderes, ya sean políticos o de la sociedad civil (pero que entiendan de política), se conviertan en la cara de la oposición, para si acaso tener con quién sustituir a Peña y a toda su bola de retrasados (no mentales, sino en el tiempo) o para que logren empujar desde adentro los cambios necesarios para frenar al PRI y sus medios (i.e. Televisa), no sólo una vez sino permanentemente.


Oct 18, 2014

¿Por qué las niñas mexicanas son mejores que los niños en la escuela?

En México, muchos niños la pasan mal, pero a las niñas les va peor. Porque, con el respeto que me merece mí país, es imposible negar que somos sexistas, misóginos y que discriminamos incluso desde el hogar. No obstante, a pesar de los pesares, las niñas y mujeres mexicanas cada vez ganan más terreno en la vida nacional y tienen un poco más de poder. En este momento, por ejemplo, mientras escribo esto estoy sentado en una oficina gubernamental donde el 80% de las directoras y subdirectoras son mujeres. Circunstancias como esta posiblemente han irritado a millones de hombres que ven cuestionado su “derecho divino” a ostentar el poder formal, como nos lo ha garantizado por siglos el sistema patriarcal. 

¿Pero de dónde surgen entonces algunas de las oportunidades que permiten que, por ejemplo, en una oficina gubernamental las mujeres dominen los puestos directivos? ¿Cómo se dieron las condiciones para que las mujeres reclamaran su lugar si los hombres mexicanos seguimos siendo retrógradas? ¿De verdad la sociedad mexicana evolucionó? ¿De verdad los padres mexicanos en algún momento dejaron de favorecer a sus hijos y comenzaron a empoderar a sus hijas?


Disculpe usted estimado lector, pero las altas tasas de feminicidios en México me orillan a decir que en general no, que seguimos siendo misóginos, sexistas y discriminadores y que poco o nada hemos cambiado en los últimos años. Mi teoría es que, si acaso hubo un raquítico cambio en favor de las mujeres, fue sin duda el resultado del reclamo femenino en condiciones francamente adversas. También, pudo ser el producto casi de un accidente. Ahora, permítame elaborar en esto último. Para ello utilizaré los números provistos por la Encuesta de Vida y e Ingreso de los Hogares en México (ENVIH) 2009-2011, la cual tiene representatividad a nivel nacional.


Lo que hago a continuación es comparar a las niñas con los niños de la misma familia, tomando en cuenta un conjunto de características o factores que son comunes a hijos e hijas en el mismo hogar, como la escolaridad de los padres, el ingreso del hogar, la religión, su ubicación geográfica, el número de hermanos, el orden de nacimiento, la estatura, e incluso las habilidades cognitivas (coeficiente intelectual) de padres e hijos. Así como otros factores no observables que difícilmente cambian en el tiempo, como la cultura parental o la religión además de buena parte de la genética que comparten los hermanos de sangre.

No voy a entrar en detalle sobre cómo se obtienen estos números, sólo le pido que confíe en mis habilidades econométricas y, sobre todo, que asimile que lo que se presentan no son comparaciones simples entre niños y niñas, sino que estos números representan una suerte de igualación entre hijos e hijas en todas las características arriba mencionadas. Es decir, que tienen la misma edad, que se encuentran en el promedio de estatura para su edad y sexo, que comparten los mismos padres y recursos parentales, cultura, religión y buena parte de la carga genética entre otras cosas, y que casi, sólo difieren en el hecho de ser niño o niña.

Los resultados indican, luego de considerar todos esos factores, que las niñas mexicanas de entre 5 y 18 años estudian 0.3 años más que los niños; su probabilidad de reprobar un año es casi 10% más baja y su probabilidad de continuar inscritas en la escuela es 5% más alta que la de un pequeño de la misma edad. Es decir, en condiciones similares tanto socioeconómicas como culturales y del hogar, las niñas lo hacen ligeramente mejor que los niños en la escuela (aunque luego ganen menos por hacer el mismo trabajo que los hombres).

El detalle está en encontrar los canales que explican por qué a las niñas les va mejor. Eso es mucho más difícil, pero otros resultados obtenidos con la misma encuesta, sugieren algunas hipótesis. Resulta que, como se muestra en el gráfico abajo, las niñas realizan 2 horas más de labores domésticas a la semana que los niños; juegan casi 3 horas menos que los varones; pasan más de 3 horas cuidando de otros familiares, y a pesar de que son mejores en la escuela, pasan 1.3 horas menos haciendo tarea o estudiando.


Gráfico 1. Diferencias semanales entre niños y niñas en el tiempo invertido en distintas actividades en el hogar.

Notas: Los datos provienen de la ENVIH III 2009-2011. Cada barra representa una estimación de efectos fijos por hogar. Las regresiones incluyen controles de edad de los hermanos, su estatura estandarizada por edad y sexo, coeficiente intelectual estandarizado por edad, años de escolaridad, y orden de nacimiento. Intervalo de confianza al 95%. 

Recuerde, estas no son diferencias en promedios simples, sino el resultado de una comparación estadística entre hermanos, niñas y niños con las mismas características individuales, familiares y de contexto social, lo que sugeriría una posible discriminación entre hijos e hijas al interior de los hogares. Esto también sugiere que no, que los padres, no dejaron de favorecer a sus hijos varones.

Hasta aquí los números y a partir de esto mi hipótesis. Los niños juegan más, trabajan menos que las niñas y les va peor en la escuela. Un posible resultado de esto es que los varones desarrollan menos disciplina y, en consecuencia, les va peor que a las mujeres, no solo en lo escolar, sino también en el trabajo y en los deportes, entre otros ámbitos. Porque a ellas se les exige más en su “rol” y desde muy temprana edad deben trabajar más en la casa, se les permite jugar menos, deben cuidar a otros dependientes y tienen que ser más eficientes con el tiempo que destinan al estudio.

De hecho, la evidencia internacional muestra que, en efecto, las mujeres tienen mejores competencias emocionales que los hombres y que, además, las utilizan mejor. En esto, la genética y la evolución pueden jugar un rol, pero nada se encuentra ausente del ambiente en donde estas habilidades se desarrollan. Y quizá, por las mayores responsabilidades a las que las mujeres son sometidas desde temprana edad, desarrollan más y usan mejor estas habilidades.

Pero esto es sólo una hipótesis por probarse. Lo que es más evidente es que la discriminación comienza desde muy temprano y dentro de los hogares. Aun así, muchos de los padres y madres que discriminan entre hijos e hijas, son los mismos que ahora vociferan que el problema de la violencia hacia la mujer no es una cuestión de género, sino de "falta de valores”, cuando nuestros valores familiares, al parecer, incluyen discriminar.


*Publicado el 18/10/2014. Actualizado el 6/3/2020.